sábado, 28 de agosto de 2010

El lenguaje y el deseo como conceptos indispensables en la estructuración del Yo

“Nunca mires las cosas ni tan cerca ni tan lejos, camina hacia ellas y conocerás la distancia.”
Anónimo



INTRODUCCIÓN

Es bien sabido que Lacan inauguró una gran autopista en el trayecto del psicoanálisis a través de su memorable postulado o axioma:

El inconsciente está estructurado como un lenguaje.

Pero, ¿qué quiso decir con esto? Partiendo de Freud, quien introduce la tríada preconsciente, inconsciente y consciente, Lacan retoma al segundo en tanto destino del sujeto en cuanto a sus síntomas, sus elecciones de objeto y sus repeticiones.

El inconsciente es el saber que no se sabe, pero que se pretende rozar a través del análisis. Es la memoria del olvido. Y dicho saber, dicha memoria, al estructurarse como un lenguaje, es mucho más asequible para el único animal que vive preso de aquello que es lo único capaz de liberarlo: su capacidad para expresar sensaciones, ideas, sentimientos, remembranzas, sueños, reflexiones y opiniones acerca de los pensamientos.

Como claramente lo expresó Freud en 1923, en El yo y el ello, sin la distinción entre consciente e inconsciente no hay análisis posible:

“La diferenciación de lo psíquico en consciente e inconsciente es la premisa básica del psicoanálisis, y la única que le da la posibilidad de comprender, de subordinar a la ciencia, los tan frecuentes como importantes procesos patológicos de la vida anímica.” 1

A través de esta topología, introduciendo el concepto de represión para que el contenido latente del preconsciente pase a inconsciente, Freud develó al Yo como un extranjero en sí mismo, como aquel que no es dueño de su propia morada y que se debate entre las pulsiones del Ello y los imperativos del Superyo.

Lacan, sin embargo, retomó al inconsciente como un lenguaje en el que, como en todo idioma, media un sistema de leyes que constituye los procesos diferentes de la conciencia.

Diana Rabinovich, en Sexualidad y significante, presenta en sus palabras esta concepción lacaniana clásica:

“La estructura del lenguaje lo preexiste y es su condición, ella estructura al sujeto, que no es más que efecto en lugar de ser su amo.” 2

DESARROLLO

Entonces, partiendo de estas bases de las que arranca Freud y posteriormente Lacan, surge la siguiente cuestión:

¿Por qué no existe constitución del Yo sin un lenguaje que lo estructure?

En el estadio del espejo, se revela que el sujeto de menos de 18 meses de edad no tiene aún una identidad psicofísica pues se encuentra fragmentado, viviendo su cuerpo como piezas inconexas que le generan placer o displacer, sin unificarse.  La mirada del primer Otro, la madre, y el encuentro con una imagen especular permiten la creación de la imagen, que se estructura a través de la conciencia de separación del cuerpo de la madre que posteriormente será lingüistizada e introyectada para así constituir al Yo que dará lugar al sistema de percepción/conciencia organizado por el principio de realidad.

A partir de entonces, el Yo estará al servicio de la imagen y se desarrollará en el campo del lenguaje. Si el sujeto no realiza este proceso, es probable tomar una postura psicótica, en la cual el sujeto al no lograr identificarse con la imagen del espejo, se encuentra desarticulado de la realidad, para posteriormente encontrar en el delirio el intento de incorporación a algo que lo articule.

El lenguaje es el campo fértil que da paso a la simbolización, la cual permite crear una imagen del Yo, articulada a la realidad y perteneciente a un sistema en el cual los tres registros: el imaginario, el real y el simbólico, se entrelazan y trabajan en conjunto para dar lugar a la vida anímica del sujeto.

Al hablar de estructuración originaria del sujeto, es necesario reconocerlo como sujeto deseante, como ser humano en falta. Si el sujeto no estuviera incompleto, si fuera perfecto, no sería humano, sería un superhombre, un Dios.

Pero como el sujeto no está completo, siempre va a estar en carencia y al estarlo, tendrá un deseo por completar su falta. Al mencionar la falta y el deseo por obturarla, surge otra cuestión que es difícil de ignorar: ¿De qué manera el deseo en tanto  y la introducción de significantes delimitan la constitución del sujeto?

Freud nos expuso el concepto de Edipo y castración;  Lacan lo reescribió como sujeto en falta. Para Lacan, hacer un regreso a Freud implicó reconocer que el deseo es el modo en el que se manifiesta la carencia del ser.

Esto es bastante lógico: para que haya deseo debe haber una carencia, una falta: imperfección, incompletud. Mientras haya vida, existirán faltas: el deseo será permanente y fundador de la vida psíquica del sujeto.

Pero, ¿cómo se define formalmente al deseo? éste es una tendencia, un anhelo, avidez o apetito. Es un movimiento en dirección a un objeto. No necesariamente tiene que ver con la libido.

Esta definición impone otra cuestión, relativa a la diferencia entre necesidad, demanda y deseo. Se distingue en primer lugar la necesidad animal, la cual implica un organismo en relación directa con su objeto. En el caso del ser humano, el sujeto está signado por la necesidad y en su camino hacia el objeto se encontrará con el lenguaje. En ese momento, es decir, a partir de su encuentro con el lenguaje, el sujeto estará obligado a pedir, a demandar.

Por lo tanto, la demanda como la menciona Lacan, como una articulación significante,  es decir, como una relación con otro significante –objeto- dentro de una estructura, indica que ésta da siempre en el blanco, en el lugar de la falta en el Otro. No es que el Otro no pueda responder con un objeto, pero lo que se obtiene no vale más que lo que no se obtiene. Esto quiere decir que la diferencia entre la demanda y la necesidad da por resultado el deseo: el deseo es esa parte de la necesidad que la demanda no alcanza a cubrir.
Como complementa Masotta en lo que él llama el corte que articula la necesidad a la demanda:

“El objeto, apto y adecuado en el campo de la necesidad, se torna extraño en el interior de la estructura de la demanda (modelo del amor). Lo que el sujeto pide al objeto que pide al otro sujeto en la demanda de amor, es lo que el objeto no puede otorgar: ser prueba de amor. El objeto entonces o cae  (se desprende de la totalidad de la función biológica, se torna objeto <<parcial>> y constituye a la pulsión en tanto tal) o bien se torna caduco (fundamento del fetiche y de esos objetos a los que la gente acostumbra guardar en cajitas).” 3

Tratando de interpretar a Masotta,

Lo anterior lo deja Lacan muy claro en Escritos 1:

“El deseo es lo que se manifiesta en el intervalo que cava la demanda más acá de ella misma, en la medida en que el sujeto, al articular la cadena significante, trae a la luz la carencia de ser con el llamado a recibir el complemento del Otro, si el Otro, lugar de la palabra, es también el lugar de esa carencia.” 4

Volviendo al sujeto, aquel sujeto que no desea, entonces, no es sujeto como tal? acaso es un… ente? Un sujeto pero psicótico? O tal vez perverso? ¿Un dios o semidios?¿Qué es? No está en el alcance de este ensayo resolver esa interrogante, pero queda pendiente para otros trabajos futuros.

Por otra parte, la satisfacción completa del deseo llevaría a la muerte, tanto física -excesos, enfermedad, decadencia y como consecuencia, muerte del cuerpo- como psíquica, pues la incapacidad para desear es equivalente a la incapacidad de soñar, la cual es común a la mayoría de los mamíferos. Así lo afirma Lacan en La dirección de la cura y los principios de su poder, estableciendo que el sueño no es más que es una metáfora del deseo:

“El sueño no es el inconsciente, nos dice Freud, sino su camino real. Lo cual nos confirma que es por efecto de la metáfora como procede” 5


CONCLUSIONES

Por lo tanto, sólo es posible “plantear al sujeto en el campo del deseo, campo de la falta, precipitada precisamente por el encuentro con el lenguaje”. 6

Me queda claro que el deseo es algo que falta, y es tanto lo que falta que ni siquiera se sabe si alguna vez se llegó a tener. Es deseo es un recuerdo? Una idealización? Un residuo de la castración, del amor perdido de la madre? No es posible saberlo. Sólo se sabe de la huella del deseo y de su impacto en la formación del Yo, mismo que solo puede enunciarse a través de la demanda, la cual nos remite irremediablemente al lenguaje, ese código escrito en barro, que va cambiando y modelándose al mismo tiempo que el devenir del sujeto, como proyecto de ser, como individuo en constante proceso de creación.


BIBLIOGRAFIA


1 Freud, S. “Conciencia e inconciente”. Obras completas, tomo XIX, Bs. As. Amorrortu,  1984, “El yo y el ello”.
2 Rabinovich, Diana S. “La estructura del lenguaje del inconsciente y el complejo de castración”. Sexualidad y significante, Bs. As., Ediciones Manantial, 1986,  p.p. 24-25.
3 Masotta, Oscar. “Aporte lacaniano al estudio del lenguaje y su patología”. Ensayos lacanianos, Barcelona, editorial Anagrama, 1976, p.p. 233.
4,5 Lacan J. “La dirección de la cura y los principios de su poder”. Escritos 2, México, Siglo XXI, 1991, p.p. 600-622.

6 D’Angelo, R., Carbajal, E, Marchilli, A.”Necesidad, demanda y deseo”. Una Introducción a Lacan, Bs. As., Lugar Editorial, 1988, p.p. 46.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Inicia el recorrido...



Me gusta emprender proyectos que impliquen volver al cero fundamental, un refrescante vacío que cuando no existe, hay que crearlo. No tengo un cálculo certero de qué tanto se haya quedado en el tintero desde mi antiguo blog,  durante esos fascinantes y feroces casi 5 años que me aguantó tanto capricho y excentricidad emotiva. Mi querido diario tenía un tinte tan personal que no daba para bitácora, y a veces me causaba una sensación de desnudez emocional tan absoluta que era poco cómodo compartirlo con cualquiera. Tenía un aire de cotidianeidad mezclado con chaquetas mentales, chispazos de autofilosofía y muchas reflexiones con categoría de secreto inconfesable y trilladamente críptico, por qué no, jajajaja. Lo disfruté muchísimo, pero llegó el momento en que ya había demasiado pasado almacenado ahí como para poder darle un giro.

Ahora no es que vaya a despersonalizarme, vamos, acaso se puede? pero a modo de arranque, voy a tratar de centrarme en 2 cuestiones un poco más aterrizadas: el psicoanálisis y la ingeniería, mis dos profesiones. Quiero subir aquí los ensayos que he escrito para mi diplomado, el cual lleva por nombre "Especialidad en Psicoanálisis Freud Lacan", así que ya saben a qué atenerse jejeje... y planeo desmenuzarlos por completo. Hasta el momento llevo 3, y aún me quedan 4 por desarrollar, así que tengo bastante por hacer.

Tal vez, llegado cierto punto el sendero se desvíe para algún otro lado... me gustaría intentar los cuentos, dejando por un momento la tentación inspiradora de la poesía, que si bien es liberadora y honesta, le falta la guía sensata de la inspiración más dosificada y trabajada que exige el cuento.

Sería interesante poder divertir a alguien con esta aventura, como solían hacerlo mis  a veces azotados delirios en el anterior blog, pero por ahora el objetivo principal es de carácter más bien autoformativo. Espero lograrlo, sé que con un poco de paz y ciencia, y naturalmente con paciencia, se puede convertir de la manera más inteligible posible el pensamiento en palabra.